¿Cuántas películas has visto donde la prota llega al altar rodeada de amigas, primas y hermanas? Ellas son las damas de honor. Siempre pendientes de ti, para darte lo que necesites, para ayudarte en lo posible y en lo imposible, para darte su hombro para que llores los nervios previos al ‘sí quiero’. Las damas de honor son imprescindibles. Es una tradición que tiene su origen en la antigua Inglaterra, cuando empezó a popularizarse el uso del cortejo nupcial en las ceremonias matrimoniales.
Su protagonismo durante toda lo boda, antes, durante e incluso después, depende de cada dama, de la novia y por supuesto de tipo de ceremonia. Aquí os vamos a dar un resumen de sus funciones, pero pueden variar en función de lo que ya os hemos comentado.
Su principal función es ser la realizadora de todos los tus caprichos, empezando por el vestido, claro, si quieres que las damas vayan de verde, pues irán de verde; si quieres que vayan de rosa fucsia pues de rosa fucsia. Para eso son amigas, primas y hermanas…la confianza da asco :).
La dama de honor puede ayudar a organizar la boda, aunque su opinión no es más que eso, una opinión. Sin embargo, su papel más importante es ayudar y apoyar a la radiante novia en la elección del vestido. Aquí es donde una dama de honor se la juega. Hay que dar una opinión sincera, decirle si el vestido le favorece o no, y ayudarla a decidirse por uno perfecto. Además, evidentemente, debe y tiene que acompañarla a las pruebas de vestido. Ayudar a la novia a ponerse el vestido el día del casamiento, todos los complementos y, sobre todo a calmar sus nervios en esos momentos serán elementos clave.
La función más divertida es, por supuesto, la organización de la despedida de soltera. Junto con las amigas debe planificar una despedida inolvidable.
Durante la ceremonia la dama de honor tiene que llegar a donde no puede la novia: colocare la cola del vestido, sujetarle el ramo en la iglesia o donde haga falta, colocarle el velo… Incluso hacer de testigo o leer algún texto. También organizará la salida de los novios del lugar de la ceremonia, repartiendo lo que los nuevos esposos hayan dispuesto: pétalos, arroz, confetti, globos…
Otra de las ‘obligaciones’ de la dama de honor es ayudar a marcar los tiempos del banquete, sobre todo cuando los invitados se demoran un poco a la hora de sentarse a la mesa. Aunque como ya os hemos dicho no se trata hacer las funciones de una wedding planner, también tiene que disfrutar de la fiesta, pero no está de más que esté pendiente de todos los detalles que a los novios, con la emoción, se les puedan estar.
Debes saber que el número de damas de honor no deben ser más de ocho, aunque debe haber una que tendrá el papel principal y que asumirá la mayoría de las tareas.
Un punto complicado de las damas de honor (si es que te has decidido a llevar más de una) es el vestido, sobre todo si son de diferentes alturas o constitución física. Lo ideal en este caso, para que no te suponga un dolor de cabeza crónico, es elegir la misma tela y color y que cada una se diseñe un traje que le quede bien, respetando, claro está, las normas del largo en caso de boda diurna o nocturna. Un complemento igual, ya sea un broche o flor, les puede dar más uniformidad. A la hora de elegir el color del vestido de tus damas debes tener en cuenta que no pueden eclipsarte, por lo que deben ir ni de rojo y de negro.
Pero, decidas lo que decidas acuérdate que lo importante es pasártelo genial y que las emociones sean recordadas durante mucho tiempo.