Tenemos el vestido, los trajes de las damas, los zapatos, el traje del novio, el tocado… ¿y el ramo? ¿Sabes cómo debe elegir correctamente tu ramo y las flores que irán en él? ¡No te agobies! Te echamos una mano.
Una de las claves principales a la hora de elegir tu ramo de novia es que éste forme un conjunto perfecto con todo lo demás. No vale cualquier ramo para cualquier novia. Cada una lleva el suyo y va en función de su vestido, sus zapatos, los colores de sus damas, la decoración del lugar y, sobre todo, su personalidad.
Para empezar, no es lo mismo una boda civil que una boda religiosa, ni una novia desenfadada que una novia tradicional. El carácter de los novios, el estilo, decoración y ambiente de vuestro día, son aspectos a tener muy en cuenta a la hora de la elección.
Por ejemplo, si os habéis decantado por una boda por la iglesia o bien, aún siendo civil, sois unos novios de corte tradicional y romántico, lo tuyo son los ramos grandes, con flores de colores y las llamadas lluvias que cuelguen y den un aspecto magestuoso a tu vestido.
Sin embargo, si la boda de vuestros sueños se acerca más a lo vanguardista y desenfadado, el estilo chill-out o las, cada vez más de moda, bodas-coctail, con amigos y totalmente informales, el ramo de la novia debe ser sencillo y ligero, para que pueda moverse con libertad y disfrutar de su día tal y como lo había imaginado. Para ello hay muchas propuestas:
– Se puede elegir una sola flor grande y con tallo largo, o dos, que vista por si misma pero sin pesar demasiado. En este sentido tienes muchas opciones, dependiendo de los colores que hayas elegido para tu ceremonia: una precioso y gran girasol amarillo, una exótica esterlicia canaria, que con sus tonos naranjas, amarillos y verdes dan mucha viveza; o bien uno o varios anturios, que puedes conseguirlos en blanco, rojo, morado oscuro, verdes, naranjas y hasta con tonos rosas haciendo bonitos dibujos; o, por qué no, elegir flores únicas llenas de significado, como las preciosas celosías, que ofrecen una amplia variedad de colores y cepas, dependiendo de su origen.
– Un ramo tipo bouquet con flores pequeñas y un tallo medio o corto, que amplía tu abanico de posibilidades tanto en la elección de las flores como en los colores, pudiendo ir desde las rosas más tradicionales hasta flores más raras y llenas de significado como las azaleas, que simbolizan la alegría de amar.
– Otra opción es llevar solo una o dos piezas de flores de tallo largo, con varias flores en el mismo tallo. Un ejemplo magnífico y elegante son las conocidísimas orquídeas, que ofrecen una variedad de colores inigualable para combinarlas con el resto de tu conjunto. Eso sí, en este caso, es importante que vayan engarzadas a un soporte que las sostenga con seguridad ya que al ser trepadoras tienden a doblarse. O bien, unas preciosas calas, cuyo color más habitual es el blanco, pero que también pueden conseguirse en tonos rosáceos o violetas. También quedan maravillosas unas finas ramas de amapolas o de pequeñas flores de durazno.
Eso sí, lo primero que debemos tener muy claro son los colores con los que podemos jugar. Esto debe decidirse en función del lugar de la ceromonia y su estilo (no es lo mismo una boda chill-out junto al mar que una ceremonia en una finca rodeada de naturaleza), así como de los colores que llevarán nuestras damas, los adornos de la iglesia o el lugar de la ceremonia, etcétera. Pero, sobre todo, hay que contar con la forma de ser de cada novia:
– Si tienes un carácter abierto y pasional, lo tuyo, por supuesto es el rojo, que además te ofrece una variedad infinita de flores de todos los tamaños para elegir.
– Si te consideras una mujer atrevida y soñadora, el violeta oscuro y el azul pueden marcar la diferencia en tu ramo y en la decoración de tu gran día. Eso sí, en estos casos procura no elegir un ramo demasiado recargado.
– Si eres coqueta, los rosas y lilas, en combinación con toques amarillos y verdes, pueden ser tu opción, en un pequeño bouquet.
– Ahora, si lo tuyo es el vintage y lo retro, tienes un mundo de posibilidades con flores disecadas, cominando blancos, ocres y marrones que tedarán un aire distinguido y diferente.
Por último, no olvides tener en cuenta la combinación de estos colores. Los blancos siempre van de perlas con amarillos, rojos y rosados, sin embargo pueden quedar tristones junto a tonos violetas o azules, a no ser que el blanco sea el que mande sobre éstos. El verde es siempre una combinación perfecta en cualquier ramo. Sin embargo, no vayas a unir naranjas con violetas o azules, o lucirá más tu ramo que tú.
En definitiva, para gustos, los colores, para colores las flores y, para flor, ¡tú!
Esperamos haberte ayudado. Lo más importante, que estés cómoda, feliz y te sientas la mujer más bella del mundo. Y seguro que así será.