Aunque la tradición en España marca que los novios vayan acompañados de niños, los pequeños pajes, al altar y que éstos sean los encargados de llevar los anillos y/o las arras, cada vez está más de moda que en vez (o además) de éstos, la novia se rodee de su corte de damas de honor.
Se trata de una práctica importada de Inglaterra, pero cada día tiene más aceptación en nuestro país. De hecho, cada vez son más las bodas en las que podemos disfrutar realizando fotos en las que la novia es el centro blanco de un ramillete de color, normalmente homogéneo, de chicas guapísimas vestidas iguales y llenando de sonrisas nuestras cámaras y el gran día B.
Ya os hemos contado en otras ocasiones cuál es el papel principal de esta figura, que realmente resulta de gran ayuda a la novia, tanto durante la boda como, sobre todo, los días previos con los infinitos preparativos y, como no, la despedida de soltera.
Sin embargo, contar con tu propia corte de braidmaids puede resultar también un motivo de estrés para la novia si éstas no consiguen ponerse de acuerdo en cuanto a la vestimenta.
Evidentemente lo que mejor resulta, sobre todo de cara a la presentación en el gran día y a conseguir instantáneas como éstas, es lograr que vayan todas con un mismo modelo y color, adaptado, por supuesto, a la constitución física de cada una.
Pero, ¿y si no se ponen de acuerdo en cuanto al modelo o en cuanto al color?
Lo mejor en estos casos es que la novia imponga un poco de mano dura (jeje). Si tu boda va a ser en tonos rojos o en tonos violeta, por ejemplo, no dejes que te regateen. El vestido tiene que ser del color que mejor encaje con tu ceremonia. Normalmente es muy interesante adecuarlo al ramo y a los detalles de color que hayas elegido.
Si cuentas con una paleta de colores amplia, puedes elegir un modelo y que cada una seleccione el color que mejor se ajusta a sus gustos dentro de las opciones que les des.
Mientras, si en lo que no se ponen de acuerdo es en el modelo, puedes indicarles una tela y que cada una lo haga a su gusto, bajo unas premisas que les pongas. Por ejemplo, puedes elegir un estilo y permitir que elijan entre los tres posibles escotes más habituales: palabra de honor, halter o pico.
Eso sí, recuerda que cuanto más homogéneas vayan, mejor quedará el efecto a tu lado.
Y, por supuesto, que no se olviden que están para ayudarte, que la importante ese día eres tú y, por supuesto, ¡¡pasarlo bien!!.